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En el corazón de la antigua Chellah de Rabat, lugar cargado de historia y de misterio, un espectáculo extraordinario cobra vida, fusionando lo ancestral con el futuro.
El sitio arqueológico, testigo silencioso de siglos pasados, se convierte durante cuatro veladas en el escenario de una experiencia visual y teatral sin precedentes: drones recrean los vestigios del pasado, acompañando a actores que dan vida a estas ruinas milenarias a través de sus historias.
CREDITOS
Ministerio de la juventud, de la cultura et de la comunicación
Organizador
Avant Scène,
Productor
Myriam Abikzer, Presidente y Consejero Delegado
Malik Djilali, Director de consejo
Malika Berkia, Directora de agencia
Aicha Berkia, Jefe de proyecto
Mya Thiri, Directora de producción
Imane Jrindou, Asistente de producción
Driss Ennafis, Responsable logístico
Les Petits Français,
Concepto, show Design, puesta en escena, dirección y producción
Martin Arnaud, Show designer y Director
Marilyn Kuentz, Productora artística
Alain Gaillard, Director técnico
David Chekroun, Director de producción
Pierre Delabre, Regidor técnico
Pierre Caillot, Diseñador de sonido
Jérôme Deschamps, Diseñador de iluminación y Programación
Equipo artístico y técnico
Sonia Ghannam, Jefe de foro
Nicolas Girimsky, Operador de iluminación
Hamza Berreki, Ingeniero de sonido
Banda sonora
Nabil Khalidi
Drones Shows
Crystal Group
Sonido y iluminación
Dushow Maroc
Show control
Adrem
CREDITOS
Ministerio de la juventud, de la cultura et de la comunicación
Organizador
Avant Scène,
Productor
Myriam Abikzer, Presidente y Consejero Delegado
Malik Djilali, Director de consejo
Malika Berkia, Directora de agencia
Aicha Berkia, Jefe de proyecto
Mya Thiri, Directora de producción
Imane Jrindou, Asistente de producción
Driss Ennafis, Responsable logístico
Les Petits Français,
Concepto, show Design, puesta en escena, dirección y producción
Martin Arnaud, Show designer y Director
Marilyn Kuentz, Productora artística
Alain Gaillard, Director técnico
David Chekroun, Director de producción
Pierre Delabre, Regidor técnico
Pierre Caillot, Diseñador de sonido
Jérôme Deschamps, Diseñador de iluminación y Programación
Equipo artístico y técnico
Sonia Ghannam, Jefe de foro
Nicolas Girimsky, Operador de iluminación
Hamza Berreki, Ingeniero de sonido
Banda sonora
Nabil Khalidi
Drones Shows
Crystal Group
Sonido y iluminación
Dushow Maroc
Show control
Adrem
En un contexto global en el que el público en general no suele interesarse por las «viejas piedras»,el objetivo de las veladas de iluminación de los restos de Chellah es crear un asensación de asombro y sorpresa para cambiar la forma en que la gente mira los sitios arqueológicos.
Apoyándonos en nuestra experiencia en circunstancias similares y convencidos de que no basta la tecnología por sí sola, la hemos puesto al servicio de una narración encarnada por personajes que despiertan empatía y crean emoción.
Chellah, ocupada primero por los fenicios, se convirtió en un puesto comercial romano con el nombre de Sala Colonia, donde aún se observan los restos de un foro, un acalzada romana y un arco de triunfo.
El lugar alcanzó su apogeo en el siglo XIV, bajo la dinastía meriní, cuando el sultán Abu al-Hasan lo convirtió en necrópolis real y complejo religioso.
Los meriníes construyeron murallas, una mezquita, un alminar decorado con zelliges, mausoleos y una madrasa. Hoy en día, el alminar, con sus nidos de cigüeñas, es uno de los símbolos más emblemáticos de Chellah.
Desde este minarete milenario, centinela de un pasado lejano, inicia el espectáculo.
Un hombre sin edad, con el rostro esculpido por el tiempo, aparece como un guía misterioso, un poeta de antaño.
Su voz, profunda y envolvente, se eleva en el aire del atardecer, llevando consigo los ecos lejanos de civilizaciones desaparecidas. Nos invita a adentrarnos en la historia de los vestigios islámicos, a sentir el polvo de los siglos bajo nuestros pies, a escuchar el susurro de las almas que han hollado esta tierra sagrada.
De repente, una joven pareja, insolente en su modernidad, entra discretamente en la zona arqueológica, rompiendo el encanto como una brisa inesperada. Y la historia choca con el presente. Son intrusos, soñadores ávidos de misterio, pero sobretodo amantes.
Él, erudito, dueño del conocimiento de las épocas que, con un gesto o una frase, le devuelve la vida al pasado. Bajo sus pasos, la ciudad antigua reaparece, piedra a piedra, muralla a muralla, gracias a los drones que sobrevuelan los restos, reviviendo los contornos olvidados de los templos y plazas romanas.
Su compañera, fascinada, le sigue, sus ojos bien abiertos, atrapada en el flujo de la historia y la maravilla visual.
Chellah renace, no como una mera ruina, sino como una ciudad viva, donde las sombras del pasado y los sueños del presente se encuentran, se responden mutuamente y se funden en una danza eterna.
Mucho más que un performance, aquí estamos viendo un puente entre épocas, una oda a la memoria del pasado trascendida por la tecnología moderna, y la prueba de que el patrimonio siempre puede encontrar nuevas formas de asombrar y contar su historia.